viernes, 8 de junio de 2012

Crucero por el Mar del Norte


DÍA 1: MAYO 20, 2012

Como les comenté en la crónica anterior, salimos del hotel en Rouen como a las dos de la tarde y media para dirigirnos al terminal portuario y subir a bordo del Silversea Silver Cloud, crucero que tomamos en Lima junto a tres parejas de amigos con los que ya habíamos viajado juntos el año pasado por el norte de España, Portugal y Francia.

Este barco es un crucero de lujo para 296 pasajeros, todas las habitaciones son suites con mayordomo privado, tiene incluidas todas las bebidas y licores durante el viaje (tu mini bar te lo abastecen con los licores de tu preferencia), hay servicio 24 horas a la habitación, en la mayoría de los puertos te ofrecen trasporte gratis, sus restaurantes pertenecen a las famosas cadenas mundiales Relais & Châteaux y Slow Food (que es Italiana), siempre encontrarás por la tarde una canasta de frutas y champán así como flores dentro de las suites, los baños son de mármol, TV flat screen con DVD, nueve menús de almohadas, los productos de los baños son Bulgari y Ferragamo, mil dólares de crédito por suite - totalmente gratis - para ser usados en lo que quieras gastar dentro del barco (salvo el casino)… En fin, un lujo flotante.

Silversea Silver Cloud


No es un crucero grande, todo lo contrario, lo que permite una atención mucho más esmerada y sin colas. La comida es súper buena y muy elaborada, así como todos sus cocteles de primera y con las mejores marcas del mercado a tus órdenes ¡totalmente  gratis!

Como opciones para comer tienes Le Restaurant, el principal, con muy fina vajilla de porcelana y cristalería italiana. Todos los días te van cambiando el menú, diseñado con especialidades aprobadas por Relais & Châteaux. Hay otro que se llama La Terrazza, que está bajo supervisión del movimiento Slow Food y donde sirven auténtica cocina italiana. El siguiente se llama Le Champagne by Relais & Châteaux, donde te ofrecen un menú exclusivo de nueve platos maridados con los mejores vinos de abordo. Si te quieres relajar puedes comer en el Pool Grill And Hot Rock, donde en una atmósfera más relajada disfrutarás de buenas opciones a la parrilla. Si lo prefieres, te pueden servir cualquiera de los menús de estos restaurantes en tu habitación, si la ocasión se presenta propicia para una romántica cena. Durante la hora del almuerzo podrás comer a la carta o algunos buffets dentro de los mismos restaurantes.

Restaurante La Terrazza del Silver Cloud


Como bar tienes El Bar,  con muy buena barra y música en vivo. A partir de las once de la noche se convierte en una discoteca con DJ. Puedes también disfrutar cocteles y finger foods en el Panorama Lounge, The Observation Lounge, el Pool Side o el Connoisseur’s Corner (que tiene mejores coñacs, grapas, brandis, etc. para degustar con un buen puro Montecristo o tabaco de pipa si esa es tu elección).

Panorama Lounge


Como todo barco, tiene buenas tiendas, joyerías y casino disponible durante las horas de navegación y, lo más importante (al menos para nosotros), no hay horarios; todo se hace a la medida de tu ritmo, con una sola regla: los restaurantes sólo te reciben hasta las 9.30 de la noche para cenar (lo cual me parece justo y apropiado).

Nuestro crucero será de diez días, partiendo de Rouen hacia Oostende, en Bélgica, como primera parada, para seguir hacia Ámsterdam en  Holanda. Luego, dos días de navegación hacia Hamburgo, Kiel Canal, Travemünde, Warnemünde, Ronne y Copenhague (en Alemania y Dinamarca respectivamente).

Champagne de Bienvenida


Una vez formalizados los trámites de ingreso a bordo y previo champán de bienvenida, nos juntamos para tomar un aperitivo en nuestra suite, donde nuestro mayordomo Shaw, oriundo de Sri Lanka, nos comenzó a engreír. Las chicas solicitaron Grey Goose con jugo natural de naranja y, para que se den una idea del servicio, nos trajeron una botella de litro para servirnos a nuestro gusto. La botella se quedó y fue repuesta a voluntad de los presentes.

Esa noche cenamos en Le Restaurant el siguiente menú: King Crab timbale, block de foie gras en terrina y antipasto farandole como aperitivos; risotto de porcini o dos opciones de sopas (en este caso una de cola de buey y otra de hojas) y sorbete para el intermedio.

Como principales degustamos zarzuela catalana de mariscos, corvina con crema de champán y caviar, costilla de cordero con hierbas de la provincia y un corte de prime rib muy jugoso acompañado de una fondue de parmesano.

La Presentación es Impecable en Cada Plato


Si no querías este menú podías cenar a la carta con estas alternativas:

Al escoger como entradas: tataki de lomo, trilogía de salmón (ahumado, confit y sashimi) y scaramoza con pesto y tomates cherry. Como sopas: crema de ave o de tomate. De fondos: filete de salmón del Atlántico, pechuga de pollo estilo cajún con jugo de ajo, New York strip loin o filete de lomo y una milanesa de ternera que estaba espectacular. Como guarniciones: más de diez salsas diferentes, como a la mostaza, pimienta, de mantequilla, champiñones, tomate, menta, manzana, etc. Lo mismo para los acompañamientos, fueran de verduras o legumbres. En fin, cenamos de lujo y maridamos toda la cena con los vinos propuestos por la casa: como blanco un riesling alemán y como tinto un italiano de Cerdeña, ambos muy buenos.

Complementé la cena con dos botellas de Angel Folly de Montes que ofrecí a mis compañeros de travesía. Después de cenar nos dirigimos a tomar unos buenos coñacs al bar del barco, acompañado de café illy que le fue perfecto para terminar la noche, ya que al día siguiente llegábamos a Oostende a las ocho de la mañana.


DÍA 2: OOSTENDE, BÉLGICA

Es uno de los mayores puertos de pesca y comercio de Bélgica, conectado por canales con Brujas o Bruges y Gent. Tiene mucho comercio marítimo con Inglaterra; es conocido por sus playas, cafés y restaurantes; queda a quince minutos de Brujas y a una hora de Gent en tren, paseo que hicimos.

Vista Panorámica de Oostende, Bélgica


Su cocina es muy elaborada y sabrosa, famosa por sus espárragos, sus choros o mejillones, salchichas varias y una innumerable lista de productos del mar. No puedo dejar de mencionar sus más de doscientas variedades de cervezas y sus chocolates famosos en todo el mundo (como los Godiva).

Los Clásicos Choros o Mejillones con Papas Fritas


Sitios de interés: el Paseo del Rey Albert I, la Bahía de los Mercaderes, el Edificio Europa y la Fortaleza de Napoleón, entre otros históricos lugares que dejaré que ustedes busquen en sus navegadores.

Como les comenté, nos fuimos a la estación de tren para dirigirnos a Gent (que es una ciudad belga muy conocida) donde pudimos apreciar la Catedral, el Château des Comtes y otros hermosos lugares que tienen que recorrer. En nuestro caso nos quedamos tres horas admirando toda la belleza de esta europea ciudad llena de historia.

Estación de Tren de Oostende


Como queríamos dedicarle más tiempo a Brujas, nos dirigimos de nuevo hacia la estación del tren. Llegamos como a las dos de la tarde a la estación central y ahí tomamos un taxi para dirigirnos al centro de la ciudad. Tomando todos un city tour - que es el medio perfecto para conocer cuando el tiempo es limitado - y pudimos apreciar los siguientes puntos de interés: la Torre des Halles, la estatua de los Héroes de la Revuelta de 1302, la Plaza Mayor, el Mercado y la Atalaya, el Ayuntamiento (Burg), la Basílica de la Santa Sangre, la Catedral de San Salvador, los famosos canales y puentes de Brujas, el Museo Gruuthuse, el Groeninge, el Hospital San Juan-Museo Memling, el Beaterio, el Lago del Amor, el inmueble llamado El Peaje (donde los comerciantes tenían que pagar un impuesto al soberano para vender sus productos, en función a su peso). No puedo dejar de mencionar sus molinos, de los que en la actualidad quedan cuatro. Para terminar, pueden apreciar sus imponentes fortificaciones .

El Lago del Amor en Brujas


Almorzamos en la Plaza Mayor, en un restaurante llamado Le Panier d’Or. Degustamos prosciutto con melón, escargots a la borgoñón, tostadas con champiñones, sopa de cebolla , croquetas de camarones  y moules (choritos) a la crema como entradas. De principales: tournedó de cordero, conejo a la flamenca y rib eye con salsa de pimienta y de cèpes. Postres locales (como tartas y buenos helados) y las famosas cervezas belgas (como la Stella 25, la Hoegaarden, la Ramée Blond y la Leffe Donker). Precio por seis personas: 256 euros.

Algunas Cervezas Belgas


Dedicamos el resto de la tarde a pasear por las calles locales haciendo lo mismo que hacen todos los turistas: tomar fotos y comprar souvenirs. Retornamos al barco a las seis de la tarde para descansar y volvernos a juntar para cenar e ir a la discoteca, misión que cumplimos a cabalidad.

Cenamos en  el restaurante italiano llamado La Terrazza y quedamos muy contentos por sus sabrosos platos (igual o mejor que en cualquier restaurante italiano de Italia). El menú: insalatina del campo con parmigiano, nueces, alcaparras y aliño de hierbas frescas;  ensalada de frutos del mar al estilo de la Liguria; carpaccio de pez espada al pomodoro; risotto frito de espárragos con salsa de limón; torta de pecorino al balsámico; ragú de alcachofas y camarones, o una selección de todo lo arriba mencionado, como entradas.

Después, una selección de pastas cortas como el penne a la amatriciana, los ravioles de carne con zucchini y mantequilla, los panzotti en  salsa de nueces  y el rigatoni a la grilla. También las pastas largas como las tagliatelle con ragú de pato que comió Michelle o los secretos que pedí yo, ambos tan sabrosos que le he pedido las recetas al chef.


Algunos Tipos de Pasta


Pasando a los principales teníamos escalopa de vitello a la milanesa, lomo a la Morellino di Scansano (que es una sabrosa salsa de vino), el filete de pescado fresco del Ártico que ordené yo (con un aceite de peperoncini), o podías pedir un salmón a la caponata.

De postres: helados, panqueques a la naranja, panna cotta de café. De tomar: como blanco, el Bianca Vina Proceso del Veneto; de tinto, Castello Romitorio 2010 de la Toscana; con los postres, Suoi Moscato de Asti del Piedemonte; un buen café illy y terminamos la noche bailando en la discoteca del barco con muy buena música latina. ¡Qué día!

ÁMSTERDAM

Es una ciudad muy ligada al agua, tiene como setenta islas y sesenta millas de canales. Es famosa por las casas inclinadas, su vida artística (cuna de Rembrandt y de Van Gogh) y tiene muy buenas tiendas y una poderosa industria (como la de los diamantes, la de las flores y la de los quesos holandeses, entre otras). Para conocer: el Royal Palace, la casa de Anne Frank, el Museumplein, el Barrio Rojo… en realidad toda la ciudad vale mucho la pena (hay que dedicarle dos o tres días).


Casa Inclinada en Ámsterdam


Llegamos temprano al nuevo puerto - con una infraestructura muy moderna - cerca de la Estación Central (que vale la pena visitar por su arquitectura), punto de partida para iniciar el paseo por la ciudad de los mil canales. Nosotros tomamos un taxi hasta la Plaza Rembrandt, que está en el centro del casco antiguo de la ciudad, donde tomamos un pequeño bote turístico que te lleva de paseo por un circuito de una hora, pasando por los puntos más interesantes para que puedas darte una idea de la historia. También lo puedes hacer o complementar con otro circuito en bus bajo el sistema de ‘subes donde quieras y bajas donde quieras’ que te permite recorrer sus plazas, canales y principales calles.



En la Plaza Rembrandt o Rembrandtplein


No dejar de visitar el Barrio Rojo, donde se encuentra todo el mundo erótico, famoso por sus ventanas donde las niñas ofrecen sus servicios a los parroquianos locales y extranjeros, además de las sex shops y el museo erótico (entre otros atractivos para mirar pero no tocar). La mejor hora es a partir de las siete de la noche, cuando comienza la ebullición en esta parte de Ámsterdam.


Vitrinas en una de las Calles del Barrio Rojo


Esa noche había mucho cansancio, hubo mucho sol durante el día y calor, a diferencia de los días precedentes en los que la media fue de doce grados. Este día hubo veintisiete, así que cada uno hizo su plan en el barco: algunos bajaron para recorrer de noche el Barrio Rojo, otros se quedaron a descansar, yo me quedé en el barco y me fui a cenar a Le Restaurant, donde me regalé lo siguiente: ancas de rana, farandole de espárragos con salsa holandesa, un risotto de cèpes, trou normand de sorbete o intermedio (que consiste en un sorbete de manzana con calvados); de fondo, un filete de pescado de nombre sea bream, del que hay que averiguar: es increíble, se parece al filete de chita pero más sabroso aún;  me vino con la piel crocante, con macadamias y una salsa cítrica muy interesante. De ahí pasé por un ossobuco con polenta (sólo para probarlo, ya que estaba totalmente satisfecho) y cerré con broche de oro con una selección de quesos y un brownie de chocolate Valrhona con un parfait de menta.


Sea Bream


De tomar, vino blanco y tinto de la selección del sommelier, que hoy estaba muy acertado en su maridaje.

Y aquí acaba el día. ¡Buenas noches!


Esa misma noche mientras dormíamos el barco tomó rumbo hacia Hamburgo, travesía que durará dos días (vale decir que mañana la pasaremos en alta mar y aprovecharemos para descansar y relajarnos).

Por la mañana nos fuimos al gym para hacer nuestra rutina diaria o pan de cada día,  jacuzzi obligado y ¡desayuno a la carta!

Fitness Center en el Silver Cloud


Como al mediodía fuimos sorprendidos por el Director del hotel. El muy bandido había organizado un almuerzo al que llamó Around The Ship Around The World, que significa cocina del mundo alrededor del barco, y que pasaré a relatar:

En el piso cuatro armó un buffet francés con una fina selección de quesos franceses, donde podías degustar: camembert, brie, livarot, pont l’évêque, époisses, los de cabra, roquefort, blue de Bresse, merlemont, chaumes, réblochon, chaource y boursin. Como carne había rilletes de pato, terrina de foie gras con gelée de sauternes, panes, galletas, fruta y vino francés para este primer paseo de tapas. ¡Y olé!

Algunos Quesos Franceses


En ese mismo piso - pero en otro ambiente - se hizo el homenaje a Italia, con una estación de fusilli, penne, rigatoni, linguine, spaghetti, tagliatelle, ravioli y panzotti (todas pastas frescas hechas por los chefs del barco) que podías acompañar con diferentes salsas: tomate, pesto, cacio y pimienta, amatriciana, arrabbiata, carbonara y la de mariscos. Como complemento había una pierna de cordero y un coulibiac (que es un pastel de salmón). Vinos de la Toscana y del Veneto para acompañar este segundo paseo de tapas. ¡Viva la Italia! ¡Viva el Papa!


Corte de Coulibiac


Del piso cuatro pasamos al piso cinco. En la boutique del barco se había montado una estación de fiambres italianos con salami, prosciutto, bresaola, jamón , soppressata y guanciale.

En el bar del mismo piso habían montado un ambiente japonés o de homenaje a Japón, que consistía de sushi y sashimi muy variados: maki, California roll nigiri, Boston roll, tataki de atún, sashimi (de salmón, de pescado fresco, de anguila salada y dulce), entre otros que no recuerdo en este momento. A eso le sumaron una estación de ensaladas con mucha variedad.

El piso seis se lo dedicaron a España y a sus tapas. Había paella marinera, patatas bravas, tortilla de patatas, chorizo, mejillones rellenos, aceitunas y verdejo y tempranillo para aclarar la ideas y bajar un poco la sensación del cataclismo que se avecinaba por la gran cantidad de comida.


Aloo Bonda


En el piso siete montaron dos rincones, uno dedicado a la India: samosas, tempuras de frijoles y vegetales,  la cebolla tipo Bhaji, el pan de pakora, el aloo bonda (que es muy famoso) así como el paneer pakora. Como salsas pusieron la de  curry y el raita.

En el otro rincón estaba lo asiático: panqueques de pato, las costillitas de cerdo agridulces, alas de pollo estilo chino, lumpia, sopa tom yum y un pan al vapor llamado siopao.

Siopao


Piso ocho, dedicado al seafood: choros, ancas de rana, uñas de centolla, camarones jumbo, conchas, calamares y almejas. De acompañamientos: salsas de frutas, la coctel de siempre, la María Rosa, alioli, la de cherry-tomate-alcaparras, la de mayonesa de hierbas, la de honey mustard y otra de curry y pan negro.

Se podrán seguramente preguntar cómo hicimos para poder comer todo lo que les acabo de relatar. Pues muy fácil: con paciencia hicimos este penoso y sacrificado recorrido tipo procesión, con calma, en tres horas muy agradables, lo que fue seguido de una gran siesta (también de tres horas) ya que terminé casi muriéndome de sobre-alimentación o posible suicidio gourmet.

Aunque no lo crean, esa noche habíamos reservado para cenar un menú gourmet en el mejor restaurante del barco, donde sí te obligan a reservar con anticipación por lo pequeño y exclusivo. Además es el único en el que te cobran por cenar (la simbólica suma de treinta dólares por mitra).

De aperitivos: champán, manhattan, vino rosé y single malt para mí, acompañados de cuatro canapés, cono de foie gras, un shot de crema de cèpes, una concha grillé con mantequilla y una ensaladita de langosta con mango.


Pesca de Langosta en el Golfo de Maine


Como entradas frías nos propusieron carpaccio de atún rojo a las tres mostazas, mármol de foie gras de ganso con especies dulces, una ensalada de langosta de Maine con mango y un plato que se llamaba Blanc-Blanc-Blanc (que era de espárragos blancos y verdes escalfados al estilo de la Borgoña, con láminas de trufas blancas de Alba y salsa holandesa blanca de trufas). ¡Qué tal trufada!

Como entradas calientes nos propusieron entre un risotto con hojas de oro,  foie de pato poêlé con compotas de frutas del bosque (¡que estaba de bueno!) y unas conchas grilladas con una vinagreta de nueces, puré de coliflor y tomates confitados.

De ahí pasamos a las sopas, con tres propuestas: un chilcano de lenguado con camembert, una bisque de langosta y una crema que la llaman farandole de cèpes (con esencia de trufas del Perigord). ¡Las tres excelentes!

Cèpes en su Ambiente


Como platos de resistencia las opciones fueron las siguientes: langosta de Rochester Thermidor (que mereció elogiosos comentarios), un lenguado a la normanda  (cumplidor, un poco seco para nuestro gusto), un filete de lomo de ciervo al estilo de Nueva Inglaterra con un guiso de col roja y salsa de oporto (que para mi humilde opinión fue el mejor plato de la noche por su suavidad y sabor); costillar de cordero de Nueva Zelanda con flores de tomillo y filetes de pichones con ragú de morillas completaron la oferta de platos principales.

Para finalizar nos ofrecieron como postres soufflé au Grand Marnier (que me hizo recordar mi época como gerente en la Rosa Náutica por los años 80). Crêpes suzettes y chocolates mi-cuit completaron esta experiencia de inolvidable cena gourmet en compañía de buenos amigos (menos dos que sucumbieron debido al periplo de la hora del almuerzo y no pudieron recuperarse para la sacrificada labor de la noche).

Para relajarnos nos fuimos al bar a cantar boleros, fumar un pucho y conversar por un rato, ya que había que descansar. Mañana a las ocho llegamos a Hamburgo.  Bonne nuit, mes enfants!

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